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Acta de invierno

                                                                                                                  .


Aquí dentro nos olemos como bestias, nos amamos
como bestias. Somos lo que el otro necesita. A veces
vos llorás sobre mi piel y yo me convierto en un pez globo.
Otras lo hacemos al revés en un trapecio. Y de pronto
nos caemos. Nos desconocemos por completo. Somos lo
que el otro no sabe. Y me pregunto cómo puede ser que
siempre vaya a dar contigo. O mejor dicho. Con la palabra
que atraviesa. Quizás desde la infancia nos ladre un perro
triste. Lo oiremos en los huesos. Nos pondrán sobre la mesa
pedacitos de nostalgia. Un acta de invierno con sus mandarinas
negras. Y por ahí habrá un poema incontenible anunciando que
hallaremos diagonales para el mito. Es decir que vos llorarás
sobre mí y yo respiraré bajo el agua.




Mauricio Escribano











                                                                                                                                   .




Apenas tiempo

                                                                                                                 .

Ahora todo me convida con la luz
y la luz levanta vuelo como antes
cuando era tuya cada estrella
y a donde iba te llevaba al lado mío
sin que estuvieras tu presente.

Será que ahora ya soy parte de mi historia
o sea el testigo vivo de mi muerte
y es necesario que lo diga, que se
lo extraiga con prudencia a mi memoria.

He sido tuyo. Anduve por tu sangre
enredadora. Forje con ramas húmedas
el fuego tras la lluvia. Ni aquel gigante
submarino me detuvo. No podía
respirar fuera del agua. 

He sido tuyo lo confieso. Olvide 

a la que me amaba con lágrimas de trigo, 
rechacé caderas de sirena, hembras 
de nuca abrillantada y paganas afluencias. 

Recorrí tu cuerpo entero sin tocarte. 

Enamorado de tu melancolía. No me arrepiento. 
Aunque ya soy ese hombre que encontraste 
en un poema pensativo y hace tiempo estaba
triste. Inmóvil mía. 

He salido de tus ojos. He brotado entre salmones. 

Y si ahora te menciono es porque sé de dónde vine
a dar conmigo.



Mauricio Escribano

Imagen Katia Chausheva

















                                                                                                                                 




                                                                                                           .

Latiéndonos

.


…pero quien la detiene a la fantasma,
quién distrae a la fatal?

Estar, estamos,
le ocupamos todo el día al día;
trabaja todo el tiempo el amarse nuestro,
no se da tregua esto de dar y tomar.
Vida, por donde se la mire, vea;
vida y presente y fragor y no cesar.
Que no se le ocurra descubrirnos
a la jefa del tiempo,
ni bajar el pulgar ni cantar suficiente.
Y si nos ocultamos
si escondemos el fueguito de nosotros
y decimos: “no están, salieron”?.


Marcos Silver


Imagen Katia Chausheva
















                                                                                                                                     .
                 




Itinerario

.

Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y
cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas
precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese
pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre en
una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío.


Julio Cortázar



. Imagen . Oleg Andreev






                                                                                                                                 .




A mares

.


Es el amor. Tendré que ocultarme o huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado,
pero como siempre es la única.
¿ De qué me servirán mis talismanes:
el ejercicio de las letras,
la vaga erudición
el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte
para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad,
las galería de las bibliotecas
las cosas comunes,
los hábitos
el joven amor de mi madre,
la sombra militar de mis muertos,
la noche intemporal,
el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo,
es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente,
ya el hombre se levanta a la voz del ave,
ya se han oscurecido los que miran por la ventana,
pero la sombra no ha traído la paz.
Es ya lo se, el amor:
la ansiedad y el alivio de oír tu voz,
la espera y la memoria
el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías,
con su pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos que cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.


Jorge Luis Borges




Imagen . Maren Klemp







                                                                                     
                                                                      .